*Rogelio
Javier Alonso Ruiz
El tiempo es un recurso indispensable en la
tarea educativa. La duración de la jornada escolar, por tanto, ha motivado a
polémicos debates en torno al impacto del tiempo en los resultados educativos.
Gobiernos como el mexicano han realizado esfuerzos por aumentar el tiempo que
los alumnos pasan aprendiendo, mediante programas como Escuelas de Tiempo
Completo que, según el quinto informe presidencial, fue implementado para 2017
en más de 25,000 centros escolares, atendiendo a aproximadamente 3.6 millones
de estudiantes, en modalidades de jornadas de seis y ocho horas. No obstante
las tendencias de algunos sistemas educativos por alargar la jornada escolar, no
existe un consenso en torno al número de horas adecuado que un estudiante debe
pasar aprendiendo en la escuela. Según la OCDE (2017), el tiempo total de
instrucción en la educación primaria y secundaria varía considerablemente entre
sus países miembros: desde 5,720 horas en Hungría en 2014, hasta casi el doble,
11,000, en Dinamarca.
Si bien los exámenes estandarizados no
reflejan, necesariamente, el éxito educativo, los resultados de la prueba PISA
2015 y su contraste con las horas de enseñanza de 2014 permiten tener un
referente concreto para estimar el posible impacto del tiempo escolar en los
aprendizajes medidos. El promedio de tiempo de enseñanza obligatoria de los
niveles de primaria y secundaria en los países de la OCDE fue de 7540 horas en
2014, mientras que la media del total de puntos obtenidos en la prueba PISA al
año siguiente fue de 1476. Al contrastar estos promedios con las cifras de cada
país empieza la confusión: desde naciones que con poco tiempo obtienen buenos
resultados, como Finlandia (16% menos tiempo, pero 6% más puntos con respecto a
la media del a OCDE) y Japón (4% menos horas, puntaje 7% mayor); pasando por
países que destinan mucho tiempo a cambio de resultados bajos, como México (10%
más de tiempo, 15% menos puntos) o Chile (carga horaria 11% mayor, puntaje 10%
menor); hasta países que se aproximan a la proporcionalidad entre la inversión
de tiempo y los resultados, como Italia (2% menos de tiempo, 1% menos puntos).
En contraste con los resultados del examen
PISA y su relación con las horas de enseñanza, la experiencia uruguaya en torno
a la ampliación de la jornada escolar parece haber traído algunos beneficios.
Por ejemplo, en un estudio sobre la implementación de Escuelas de Tiempo
Completo de aquel país, Ramírez (2014) destaca la disminución del nivel de
repetición de los alumnos pertenecientes a este tipo de planteles en el nivel
primario: 4.4%, a diferencia del 5.6% del resto de escuelas. No es posible
distinguir si la disminución de la repetición escolar sea motivo de la mejor
calidad de los aprendizajes o simplemente de la aplicación de mecanismos para
evitar el abandono y fomentar la asistencia. Asimismo, en el estudio se señalan
opiniones positivas de los profesores en torno a la recepción de cursos de
actualización que incidieron directamente en la modificación de sus prácticas
pedagógicas y la participación de equipos interdisciplinarios (no en todos los
casos). Si bien en este estudio no se exponen más elementos que permitan
profundizar en resultados concretos de la extensión de la jornada escolar
uruguaya, es posible advertir que el aumento de horas de clase fue acompañado
de acciones tendientes a fortalecer otras variables que inciden en las labores
educativas.
No obstante que Chile, como se vio
anteriormente, aun no destaca en la prueba PISA, el análisis interno del logro
académico sugiere un impacto favorable de la Jornada Escolar Completa (JEC) en
el logro académico, valorado a través de la prueba SIMCE (Sistema de Medición
de la Calidad Educativa). Así pues, a medida que aumentan los planteles con
horario extendido (para 2017, ya representaban 70% del total), los puntajes en
la prueba también van a la alza, pasando, por ejemplo en el nivel de cuarto básico,
de un promedio nacional de 250 en Lectura y Matemáticas en 1999 a 262.5 en
2015. Al respecto, se advierte que “la extensión de la jornada en Chile ha
significado para los establecimientos un incremento en los aprendizajes por año
de 1.6 puntos en el SIMCE de lenguaje y 1.8 puntos en el SIMCE de matemáticas”
(Martinic, 2015, p. 486). La mejora en los resultados, al igual que en el caso
uruguayo, no puede ser entendida únicamente como consecuencia del incremento
temporal, sino además por el fortalecimiento de la infraestructura y el
equipamiento de este tipo de planteles, así como la asignación de tiempo (dos
horas semanales) para que los docentes efectúen trabajo técnico-pedagógico
colectivo (Martinic, 2015).
En suma, lo dicho en párrafos anteriores
confirma que el éxito educativo no puede ser explicado considerando un solo
factor como, en este caso, las horas de enseñanza. La cristalización de los
aprendizajes representa un fenómeno en el que confluyen diversas variables, teniendo
algunas mayor peso que otras y estando sólo algunas al alcance de los actores
escolares. Lo que está claro pues es que el tiempo que los alumnos pasan en la
escuela, por si solo, no es un factor tan decisivo en la construcción de los
aprendizajes, tal como lo advierten los resultados de PISA 2015 y su contraste
con la cantidad de horas destinadas a la enseñanza básica. Es de suponer
entonces que aun cuando el tiempo escolar se incremente significativamente, si
la infraestructura escolar, las prácticas pedagógicas y el contexto socioeconómico
(por mencionar sólo unos factores) permanecen estáticos, será poco probable
conseguir mejores resultados: si un maestro enseña mal en una jornada de cuatro
horas, seguirá enseñando mal en una de seis u ocho horas; si un alumno no
aprende por hambre en una escuela de cuatro horas, tampoco aprenderá en una de
ocho horas.
*Rogelio Javier Alonso Ruiz. Docente
colimense de Educación Primaria (Esc. Prim. Distribuidores Nissan No. 61 T.V.)
y de Educación Superior (Instituto Superior de Educación Normal del Estado de
Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía.
Twitter:
@proferoger85
REFERENCIAS
GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS. Quinto informe de gobierno.
2016.2017. México: autor, 2017.
INEE. México en PISA 2015. México: autor, 2017.
MARTINIC, Sergio. El tiempo y el aprendizaje escolar. La
experiencia de la extensión de la jornada escolar en Chile. En: Revista
Brasileira de Educaçao vol. 20, num. 61. Disponible en: http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1413-24782015000200479&lng=es&tlng=es#fn04
OCDE. Panorama de la Educación 2016. Indicadores de la OCDE. Madrid:
Santillana, 2016.
RAMÍREZ, Fernando. Sobre la extensión de la jornada escolar en
Uruguay: ocho supuestos de la política educativa en debate. En: Revista
Latinoamericana de Estudios Educativos, vol. XLIV, num. 2. Disponible en:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=27031268002
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