Rogelio
Javier Alonso Ruiz*
El pasado 12 de diciembre, el
presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, junto con el
Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, presentó una
iniciativa para abrogar la Reforma Educativa impulsada por la administración
gubernamental pasada. En el texto que el titular del poder ejecutivo dirige al
presidente del poder legislativo se establece, entre muchas otras ideas más, la
necesidad “de un auténtico sistema de mejora continua de la educación a través
del Servicio de Carrera del Magisterio que asegure a los docentes un desarrollo
profesional que incida simultáneamente en la elevación de sus ingresos y
prestaciones en términos reales, y en la superación de la calidad de la
enseñanza impartida a los educandos”. Así
pues, se busca un sistema que, además de propiciar oportunidades para que los
docentes perfeccionen sus capacidades laborales, aumentando también la calidad
de la enseñanza, repercuta en las retribuciones económicas de los profesores.
Al revisar lo que en los últimos años
se ha implementado para elevar los ingresos de los docentes en función de su
desarrollo profesional, vale la pena citar los dos programas ejecutados: Carrera
Magisterial, que funcionó desde 1992 hasta 2014, y el Programa de Promoción en
la Función por Incentivos en Educación Básica, en vigencia desde 2015. En ese
sentido, el Secretario de Educación Pública ha manifestado la intención de que
el nuevo esquema de desarrollo profesional del profesorado sea más parecido a
Carrera Magisterial que al Servicio Profesional Docente (del cual se derivaba
el Programa de Promoción en la Función por Incentivos en Educación Básica).
Considerando lo anterior, vale la pena hacer reflexionar sobre algunos puntos
debatibles que Carrera Magisterial exhibió en sus más de dos décadas de
vigor.
Si bien uno de los factores evaluados
en los participantes de Carrera Magisterial era el aprovechamiento escolar del
grupo, la relación del programa de estímulos con el incremento de la calidad
educativa siempre quedó en entredicho. Al respecto, la investigación de
Martínez y Vega (2007), “Un acercamiento al impacto de Carrera Magisterial en
la educación primaria”, en la que se compara el rendimiento académico de
alumnos con el nivel de estímulo de Carrera Magisterial de sus profesores en
Ciudad Juárez, Chihuahua, concluye que, a diez años de su creación, el programa
señalado “no ha contribuido a elevar la calidad de la educación, al menos en lo
concerniente al nivel de aprovechamiento escolar, en índices susceptibles de
ser medidos” (p. 108). Incluso, en las conclusiones de su investigación, los
autores advierten la existencia de un hallazgo preocupante: “cuantos más
estímulos económicos reciben los docentes por parte de Carrera Magisterial, el
aprovechamiento de sus estudiantes es más bajo” (p. 108). Lo anterior confirma
una idea que prevaleció entre el magisterio: este programa de estímulos no
necesariamente premiaba a aquellos cuya labor en el aula era mejor.
Cabe señalar que dentro de los
factores evaluados en Carrera Magisterial, el aprovechamiento escolar del grupo
era el de mayor peso en la vertiente referente a los profesores de grupo. A
simple vista, pareciera correcto el establecimiento de un vínculo entre los
resultados de aprendizaje del grupo con el nivel de estímulo de su docente. Sin
embargo, esto es más complejo de lo que parece. Un primer problema radica en
que lo anterior supone que el profesor es responsable absoluto de los
resultados de aprendizaje de sus alumnos, estableciendo así erróneamente un relación
de causa y efecto entre la enseñanza y el aprendizaje, respectivamente; así
pues las probabilidades de conseguir estímulo de un maestro pudieran verse
afectadas por otros elementos, tales como el contexto socioeconómico de sus
alumnos, las acciones del gobierno o incluso los descuidos de profesores
anteriores. Otro conflicto es lo que el programa concebía como aprovechamiento
escolar: la calificación en una prueba estandarizada. Este sistema de
calificación era totalmente descontextualizado, al no tomar en cuenta las
diferencias de los grupos, de modo que no se valoraban los progresos que un
profesor pudiera propiciar en sus grupos, independientemente si se lograban o
no calificaciones destacadas.
Otro de los factores considerados en
Carrera Magisterial dentro de la escala de puntuación era la antigüedad del
profesor. No obstante que, a partir de la aplicación del Servicio Profesional
Docente, los ascensos de profesores con poca experiencia han sacado a la luz la
necesidad de considerar la antigüedad como un requisito para acceder a ciertos
niveles de estímulo o promoción, vale la pena decir que la antigüedad,
entendida sólo como la mera acumulación de años de servicio poco o nada impacta
en la calidad de los profesores. En cambio, sería aconsejable sustituir el
término “antigüedad” por “experiencia profesional”, de modo que con este último
no sólo se incluyan los años de servicio de un profesor, sino su historial, de
modo que se vean reflejados y valorados aspectos importantes de su trayectoria
profesional, más allá del número de años que pueda acumular. Es pues un
problema de apreciación: valorar cuantitativamente en función de los años de
servicio, o valorar cualitativamente en función de la experiencia vivida en
esos años.
No debe olvidarse tampoco que Carrera
Magisterial estuvo manchada por casos de corrupción graves. Alguna vez Carlos
Ornelas (2011) señaló que la corrupción en el programa de estímulos fue tal que
en algunas entidades se afirmaba que los dirigentes sindicales eran premiados
por las autoridades haciéndolos avanzar en los niveles de estímulo sin siquiera
haber sustentado el examen y las actividades correspondientes. Asimismo, fueron
desafortunados los escándalos de venta de exámenes, situación que generó en
2011 una acusación por parte del SNTE hacia la SEP alegando falta de rectitud
en la elaboración, custodia y distribución de las pruebas escritas (La Jornada,
20 de junio de 2011). Fue evidente pues que el programa Carrera Magisterial
adoleció de mecanismos que abonaran a la transparencia y la limpieza de sus
propias prácticas.
Es mayúsculo entonces el reto que
tiene el nuevo gobierno para generar un sistema de estímulos y promoción del
docente. Ojalá la aseveración del Secretario de Educación en relación a buscar
algo parecido a Carrera Magisterial sea explicada con detalle, de modo que deje
claro cómo se evitarán los vicios que este programa generó en sus más de dos
décadas de existencia. Sin pretender que la calidad del aprendizaje depende
exclusivamente de la acción del docente, debe hacerse un análisis profundo de
por qué programas como éste han incidido tan poco (o prácticamente nada) en los
resultados educativos de los alumnos. Es pues necesaria la generación de un
programa que impacte directamente en propiciar y valorar mejores prácticas
docentes para, a partir de ello, ampliar las probabilidades de logro del
aprendizaje de los alumnos. Se requiere un programa con mecanismos que aseguren
su transparencia, de modo que no se dé pie a la menor sospecha en cuanto a las
determinaciones que se tomen. Que reconozca lo que realiza cotidianamente el
maestro con sus alumnos y en su formación profesional. Un programa que
considere la trayectoria de los profesores y no solamente los valore con base
en un momento específico de su carrera profesional. Un programa que valore a
los maestros de manera cualitativa y no sólo de manera cuantitativa.
*Rogelio Javier Alonso Ruiz. Docente
colimense de Educación Primaria (Esc. Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y de
Educación Superior (Instituto Superior de Educación Normal del Estado de
Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía.
Twitter:
@proferoger85
REFERENCIAS
AVILÉS, Karina. La SEP, responsable directa del fraude y corrupción en la venta del
examen: SNTE. México: 20 de junio de 2011. Recuperado de: https://www.jornada.com.mx/2011/06/20/sociedad/042n1soc
MARTÍNEZ, Rigoberto y VEGA, Sandra. Un acercamiento al impacto de Carrera
Magisterial en la educación primaria. Revista Latinoamericana de Estudios
Educativos, vol. XXXVII. México: 2007. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/270/27037205.pdf
ORNELAS, Carlos. Carrera magisterial: la cuarta vertiente. Excelsior: 15 de junio de 2011. Recuperado de:
https://www.excelsior.com.mx/opinion/2011/06/15/carlos-ornelas/744965
SEP. Programa Nacional de Carrera Magisterial. Lineamientos generales. México:
autor, 2011.
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