Rogelio
Javier Alonso Ruiz*
Uno de los componentes esenciales de
la calidad educativa es la accesibilidad. Ésta exige del Estado “garantizar el
acceso a la educación obligatoria de todos los niños que deberá ser gratuita en
la edad normativa. Está relacionada con los aspectos materiales y económicos de
la oferta educativa y con la no discriminación en sus servicios” (INEE, 2010,
p. 27). Dicho de otra manera, significa que el servicio
educativo “debería ser legamente y de facto accesible para todos, incluso para
los grupos más vulnerables […] debería ser accesible en un terreno seguro y
geográficamente razonable” (Koster, 2016, p. 37). Así pues, la accesibilidad da
por hecho que la oferta educativa existe, pero centra su atención en las
condiciones que hacen que un estudiante pueda ejercer su derecho educativo.
Desafortunadamente, la realidad educativa mexicana da cuenta de problemas
severos de accesibilidad, lo que se demuestra, de manera general, con el
análisis de las tasas de inasistencia y abandono, las cuales demuestran que en
nuestro país, contrario a lo que se pudiera suponer, ir a la escuela no es un
acto tan sencillo para buena parte de la población como se esperaría.
Los niveles de inasistencia son
preocupantes. Para el año 2015, la tasa de inasistencia se concentraba sobre
todo en los grupos de edad pertenecientes a educación preescolar y media
superior: de 3 a 5 años, la inasistencia tuvo una tasa de 35.8%, mientras que
de 15 a 17 años, fue de 26.5%. Así pues, para el año referido, la población en
edad idónea para cursar la educación obligatoria que no asistía a la escuela
fue de 4,762,863 niños y jóvenes (INEE, 2019, p. 42). Como es de esperarse en
un sistema educativo olvidado de la equidad, el problema de la inasistencia se
acentúa en los grupos de población vulnerables. Así pues, la población en
pobreza tiene una inasistencia de 14.1%, mientras que la no pobre de 1.2%; la
población con discapacidad 23.9%, por 10.6% de la que no tiene discapacidad; y
la población indígena 17.2%, mientras que el resto de la población 14.0%. De
este modo, la accesibilidad al derecho a la educación está marcada por una
tendencia discriminatoria, afectando con mayor intensidad a la población
indígena, pobre y/o discapacitada.
Otro de los problemas que refleja
debilidades en la accesibilidad tiene que ver con el abandono. En este sentido,
tomando como referencia el ciclo escolar 2015-2016, abandonaron la escuela
1,180,500 alumnos desde educación primaria hasta media superior. Para darnos
cuenta de la magnitud del problema, se debe tener en cuenta que, para el ciclo
escolar mencionado, a nivel nacional existían 14,250,425 alumnos de educación
primaria repartidos en 98,004 escuelas, teniendo así una proporción de 145
estudiantes por plantel. Considerando esto y que el calendario escolar de aquel
entonces constaba de 200 días, el ritmo de abandono en la educación obligatoria
sería suficiente para vaciar de alumnos ¡40 escuelas primaria cada día! Una
verdadera masacre al derecho educativo.
Evidentemente, la solución al problema
que se aborda en este escrito no pasa únicamente por la esfera educativa. Si
bien no debe soslayarse que deben mejorarse los niveles de cobertura sobre todo
en los niveles educativos de los extremos del trayecto obligatorio y que deben
realizarse acciones al interior de los planteles para evitar, dentro de sus
posibilidades, situaciones como el rezago, la violencia o la reprobación (que
también alejan a los estudiantes de las escuelas), la resolución a la falta de
acceso pasa también, en gran medida, por el mejoramiento de las condiciones
sociales, económicas y culturales del entorno. En un país donde los pobres se
cuentan por decenas de millones, la educación se aprecia como un bien remoto y
poco accesible, propiciando el distanciamiento de las escuelas.
Las cifras referidas en este escrito
manifiestan un problema serio de accesibilidad del sistema educativo,
provocado, entre muchos factores, principalmente por las desigualdades sociales
del país. Mientras otros tópicos, como los referentes a la selección de
docentes, la innovación de los modelos pedagógicos o el desempeño de
estudiantes en exámenes estandarizados acaparan los reflectores de la opinión
pública, el problema de la accesibilidad parece no recibir la atención
suficiente sobre todo si se toman en cuenta las trágicas estadísticas al
respecto. Como los mismos números lo demuestran, desafortunadamente el acceso
al derecho de la educación está severamente lastimado por criterios
discriminatorios, alejando de la escuela a quienes precisamente más la
requieren para romper con la inercia que su origen pone sobre su destino. Es
imposible pues imaginar una prosperidad educativa cuando ni siquiera se puede
asegurar la asistencia de los alumnos a la escuela.
*Rogelio Javier Alonso Ruiz. Docente
colimense de Educación Primaria (Esc. Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y de
Educación Superior (Instituto Superior de Educación Normal del Estado de
Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía.
Twitter:
@proferoger85
REFERENCIAS
INEE. El derecho a la educación en México. Informe
2009. México: autor, 2010.
INEE. La educación obligatoria en México. Informe 2019. México: autor,
2019.
KOSTER, Anne. Educación asequible, accesible, aceptable y adaptable para los pueblos
indígenas en México: Una revisión estadística. Cuenca: Universidad Politécnica Salesiana,
2016. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=467746763003
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