Rogelio
Javier Alonso Ruiz*
El 15 de mayo de 2002 la Cámara de
Diputados expidió el decreto por medio del cual se modificaba el Artículo
Tercero Constitucional, añadiendo, entre otros asuntos, la obligatoriedad de la
educación preescolar. De acuerdo a indicadores y proyecciones del Consejo
Nacional de Población, cuatro años antes, en 1998, se presentó la primera
contracción de la población de 3 a 5 años de edad y, a partir de entonces, la
disminución ha sido permanente: de los 6,934,103 habitante de aquel entonces,
se espera que para 2020 sean 6,566,981 niños, es decir, una disminución de
5.3%. Las condiciones demográficas de inicios de siglo hacían propicia la
obligatoriedad del nivel preescolar, esperándose una pronta universalización
del mismo. La historia, a casi dos décadas del establecimiento de la
obligatoriedad del nivel preescolar, desafortunadamente no ha sido así.
Al revisar las estadísticas oficiales
proporcionadas por la Dirección General de Planeación, Programación y
Estadística Educativa, se advierte un crecimiento en la cantidad de alumnos,
maestros y escuelas de educación preescolar, del ciclo 2002-2003, momento que
marcó la obligatoriedad del nivel, al 2018-2019. En el caso de los planteles,
pasaron de 74,758 a 90,446, mientras que la matrícula se engrosó de 3,653,903 a
4,780,787 estudiantes (SEP, 2003, p. 26; SEP, 2019, p. 20). La atención de
niños de 3, 4 y 5 años tuvo un aumento considerable en términos absolutos desde
que se estableció la obligatoriedad de la educación preescolar. De acuerdo con
cifras oficiales, en tan sólo cinco años a partir de entonces, se registró un sorprendente
aumento de 20.9%, pasando de 55.5% a 76.4% de alumnos atendidos en edad típica
del nivel escolar (SEP, 2003, p. 29, p.; SEP, 2008, p. 50). El salto fue por
demás importante y todo apuntaba a una universalización de la educación
preescolar en el mediano plazo.
Sin embargo, en los últimos años se ha
observado un estancamiento en los niveles de atención a alumnos en edad típica
para cursar el nivel educativo: 70.7% (2012-2013), 71.9% (2014-2015), 73.9%
(2016-2017) y 71.8% (2018-2019). A pesar de que la población objetivo
disminuye, la escolarización de la misma ya no ha crecido en los últimos tiempos.
Pareciera haberse perdido el impulso de la atención a niños de tres a cinco
años con el que se inauguró la obligatoriedad del preescolar. ¿Cuáles son las razones de tal fenómeno? Sin
descartar la influencia de las condiciones sociales y económicas, podría
considerarse un factor importante: la reducción de escuelas. Para el periodo
2012-2017, la proporción de reducción de planteles preescolares fue ligeramente
mayor que la correspondiente a la contracción de la población infantil
específica: mientras las escuelas se redujeron en 1.8%, la cantidad de niños
disminuyó en 1.1%.
Así pues, millones de mexicanos se
están perdiendo cursar íntegramente un nivel educativo trascendental para las
posibilidades futuras de éxito en el aprendizaje: “investigaciones recientes […]
sostienen que en los primeros cinco años de vida se forman las bases del
desarrollo de la inteligencia, la personalidad y el comportamiento social”
(SEP, 2017, p. 56). Si bien estos logros no se adquieren exclusivamente en la
escuela, no deja de ser importante contar con experiencias formales de
aprendizaje en las áreas mencionadas. Tan sólo en 2015, la población de tres a
cinco años de edad que no asistía a la escuela fue de 2,346,645 niños (INEE,
2019, p. 44). ¿A qué aspira el sistema educativo con semejantes cifras? ¿Qué
tan cierto podrá ser, en términos educativos, el refrán “árbol que nace torcido
jamás su tronco endereza”?
Como se ha visto, la disminución de la
población con edad típica para cursar un nivel educativo no garantiza acercarse
a la universalización del mismo. Han pasado más de dos décadas desde que
existen cada vez menos niños para cursar la educación preescolar y, aun así,
los índices de escolarización no son todavía aceptables, no obstante haber de
por medio una reforma constitucional que marcó la obligatoriedad del nivel. Desde
hace varios años no ha habido avances en la atención a la población con edad
típica para cursar la educación escolar, lo que ha propiciado que
aproximadamente uno de cada cuatro niños se esté perdiendo el tramo inicial de
la educación obligatoria. El
estancamiento en años recientes de la cobertura de educación preescolar,
teniendo la enorme ventaja de la disminución de población infantil, pone en
entredicho la voluntad y la eficiencia de quienes dirigen las políticas
educativas del país y, a su vez, obliga a reflexionar sobre los destinos de
millones de estudiantes que atiende nuestro sistema educativo.
*Rogelio Javier Alonso Ruiz. Profesor
colimense. Director de educación primaria (Esc. Prim. Adolfo López Mateos T.M.)
y docente de educación superior (Instituto Superior de Educación Normal del
Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en
Pedagogía.
Twitter:
@proferoger85
Facebook: El Profe Rogelio
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