Rogelio Javier Alonso Ruiz*
No es que den pena por la manera en que están redactados, sobre todo cuando vienen de la pluma de alguien que probablemente alguna vez intentó enseñar a leer y escribir. Hay algo todavía más vergonzoso en los comunicados que en los últimos meses se emiten a nombre (pues ni siquiera están firmados) del secretario general de la sección 39 del SNTE, Heriberto Valladares Ochoa y que se autodenominan como “importantes”: el mensaje de resignación que transmiten a los agremiados ante una de las mayores crisis laborales de las que el magisterio colimense tenga memoria. Se anuncia, con toda naturalidad y sin una pizca de indignación, el pago tardío de las quincenas; las deficiencias en los servicios médicos ya ni siquiera son asuntos dignos de mención en los escuetos documentos.
Pasó todo el mes de octubre sin que el
personal educativo colimense dependiente del gobierno estatal recibiera el pago
por sus labores. Aun así, el primero de noviembre, previo al acto de la toma de
protesta de la gobernadora Indira Vizcaíno Silva, el secretario general
seccional declaró, con increíble tranquilidad, supuestamente a nombre de los
maestros que representa, que “con el atraso de las quincenas ya nos quedó
perfectamente claro cómo está este mecanismo [el pago de los adeudos] y vamos a
esperar a que se dé esa parte del gobierno federal de pagar estas quincenas”
(Archivo Digital Colima, 2021, 14m 12s). El “vamos a esperar” retumbó en la
cabeza de los desesperados y enfurecidos maestros.
Las primeras acciones encabezadas por
el líder sindical, caracterizadas por su radicalidad (como el bloqueo vial),
lograron aglutinar a buena parte de un magisterio estatal que poco esperaba ya
de él y se sorprendió de lo enérgica de su postura. Sin embargo, poco a poco
las acciones fueron bajando de tono hasta llegar a la suavidad acostumbrada: desde
un plantón en el Complejo Administrativo que se fue quedando solo, tan solo que
hubo espacio incluso para albergar un partido de volibol en la explanada
principal, hasta una caravana vehicular a Casa de Gobierno para, en vez de
repudiar y plantar cara al infame gobernador, escuchar serenamente su auto
absolución y refrendar compromisos que sólo existen en las míticas minutas que
nadie conoce. Se perdió toda credibilidad cuando, ante las exigencias de la base para emprender acciones legales, las respuestas fueron titubeantes y cantinflescas.
La acostumbrada tibieza, poco a poco,
regresó a dominar al líder sindical. A través de la palabra, y nunca
formalmente, ha manifestado su apoyo a las diversas acciones que tomen los
colectivos escolares, tales como la suspensión del servicio. Envalentona a que
la base realice actos que él no está dispuesto a encabezar. Sabe bien
Valladares Ochoa, y la misma base, que ese apoyo vale de poco: sin un debido
proceso, en el que la figura del líder sindical haga algo más que echar porras,
los movimientos están condenados a no pasar de una manifestación de
inconformidad. Ya sucedió en la Normal de Maestros, en la que la decisión de
suspender labores tardó más en ser tomada por el personal, que revertida,
mediante presiones, por las autoridades: se regresó a clases sin el
cumplimiento de una sola de las cinco exigencias que se planteaban. ¿Sirvió de
algo la palmadita en la espalda por parte del secretario sindical?
Cabe señalar que el gris actuar del
comité sindical ha sido coronado con rancias muestras de oportunismo. Ante los escandalosos resultados, algunos comienzan a bajarse del barco ante su
evidente hundimiento. “Yo nunca estuve de acuerdo”, dicen convenientemente,
pensando que los maestros son amnésicos. Es curioso que la iluminación, sobre
el mal camino transitado, haya llegado justo en las vísperas electorales y no
cuando se ejercía la comisión, ni cuando se gritaba con fervor “¡Nacho,
Nacho!”, se aplaudía la creación del IPECOL o se censuraban manifestaciones
contra el gobernador. Y lo peor no son los antecedentes de estos personajes,
sino que haya quienes se deslumbran por la venta de espejitos. Aún peor es que,
por un amañado reglamento electoral, sólo de entre esos que vitorearon al
deleznable gobernador surgirá quien lleve las riendas del próximo comité
sindical.
Los golpes que el gobierno de Peralta
infringió al magisterio colimense sin duda serán difíciles de olvidar, pero dejará
una huella mucho más profunda la tibieza y permisividad del comité sindical. Da
la impresión que se tiró la toalla después de los primeros golpes. Cuánta razón
tenía el libertador José de San Martín: “una derrota peleada vale más que una
victoria casual”.
*Rogelio
Javier Alonso Ruiz. Profesor colimense. Director de educación primaria (Esc.
Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y docente de educación superior (Instituto
Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación
Primaria y Maestro en Pedagogía.
Twitter:
@proferoger85
REFERENCIAS
Archivo Digital Colima. (01 de
noviembre de 2021). Momentos previos a la
toma de protesta de la gobernadora del Estado de Colima Indira Vizcaíno Silva
[Archivo de video]. Recuperado de https://www.facebook.com/watch/live/?ref=search&v=1659921367732737
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