Rogelio Javier Alonso Ruiz*
Acusaciones como
las anteriores, en torno al supuesto debilitamiento de las matemáticas, parece
que se sostienen en una lógica muy endeble: si los contenidos no se observan,
explícitamente, en los libros de texto, entonces no existen. Así pues, el
interés por las Matemáticas habría de medirse en función de la cantidad de páginas
de un libro de texto. Supone este limitado planteamiento que todas las
experiencias de aprendizaje en las aulas y sus contenidos tienen que pasar
necesariamente por los libros de texto, como si fuera el único recurso
didáctico del que se dispone y como si las actividades que se proponen fueran
un manual que, cual operadores, deben seguir maestros y alumnos.
¿Por qué
buscar en el libro de texto y no en los programas de estudio el supuesto
déficit de contenidos? ¿Por qué esperar que sea el libro de texto el que marque
los propósitos en relación a esta asignatura y cada actividad que se realice al
respecto?
Con los
nuevos programas de estudio, el horizonte de logros matemáticos en la educación
primaria prácticamente sigue siendo el mismo que hasta hoy. No hay un retroceso.
Lo anterior se constata al revisar los aprendizajes esperados (programa 2018) y
los procesos de desarrollo de aprendizaje (versión preliminar del programa 2022)
del último grado de primaria. Por ejemplo, en relación al estudio de números,
seguirán leyendo, escribiendo y ordenando números naturales de más de nueve
cifras. En cuanto a análisis de datos
continuarán leyendo e interpretando gráficas circulares, además de determinar
la moda, la media aritmética y el rango. Sobre proporcionalidad, se sigue
esperando que los niños comparen razones y
resuelvan problemas de cálculo de porcentajes. Y así, en los otros ejes y temas
matemáticos, las similitudes son inmensamente superiores a las diferencias
respecto a lo que se quiere alcanzar en éstos y en los próximos programas de
estudio.
En algunas
críticas se ha llegado a afirmar que en primer grado de primaria hay una
disminución del 90% en los contenidos de Matemáticas. Aunque es necesario
precisar que contenido y aprendizaje no significan lo mismo, es posible
observar que los siete aprendizajes esperados generales del plan de estudios
vigente para este grado escolar se trasladan, no textualmente pero sí
esencialmente, a los procesos de desarrollo de aprendizaje de la versión
preliminar del programa 2022. La similitud de los aprendizajes hace suponer que
los contenidos también deberán estar en sintonía entre un programa y otro. Sin
embargo, la escandalosa estimación pareciera contrastar el volumen -y no los
contenidos- del libro utilizado hasta hoy, con las “paginitas” que se
utilizarán en los próximos materiales. Queda la duda si esta confusión es involuntaria.
Aunque los
propósitos matemáticos prácticamente no tienen modificaciones, debe mejorarse
la relación entre el listado de procesos de desarrollo de aprendizaje (enunciado
en el programa de estudio) y el libro de consulta Nuestros Saberes. Fue
imposible identificar en el material información referente a algunos aprendizajes a
alcanzarse en sexto grado de primaria: los sistemas de numeración maya y romano,
las características del cilindro y el cono, los planos y el cálculo de
perímetros de polígonos y el círculo. Si bien los libros de texto de
Matemáticas llevados hasta hoy estaban mayormente enfocados en la resolución
de problemas y no en la consulta de, la falta de información señalada
ejemplifica el desequilibrio del texto mencionado.
Debe
mencionarse el riesgo que existe de que la ausencia de un libro específico para
Matemáticas pueda desencadenar dificultades en cuanto a la graduación y
articulación de los contenidos. Los maestros, al no tener un referente
prefabricado, tendrán que hacerlo por cuenta propia. Para evitar que el riesgo
se concrete y se caiga en una selección aleatoria e irreflexiva de contenidos,
resultará indispensable conocer detalladamente la progresión de los
aprendizajes matemáticos a través del nivel, para así no extraviarse en el
largo trayecto educativo. En ese sentido, los profesores tendrán que consultar ya
no al libro de texto, sino a los programas de estudio. No es algo desconocido para algunos docentes: ya aligeran, posponen, complementan o refuerzan los contenidos de su clase.
Desde luego
que el nuevo libro de texto implicará retos importantes para el magisterio,
específicamente en Matemáticas, donde se le deberá dejar de considerar como
referente central de la actividad pedagógica. Ya no habrá que esperar de ellos
ejercicios específicos, tema a tema, por lo que éstos deberán ser diseñados y/o
seleccionados por los docentes. Asimismo, los profesores deberán cuidar que metodologías
situadas, como las prevalecientes en los nuevos textos, no impidan secuencias
de aprendizaje específicas de ciertos contenidos, necesarias sobre todo en los
de naturaleza como la matemática. Tareas como las anteriores implicarán, sin
duda, un mayor ejercicio de la autonomía profesional.
No obstante
el desafío, que implicará un gran cambio para muchos docentes, debe tenerse
presente que la carga de aprendizajes matemáticos sigue siendo prácticamente la
misma respecto al plan vigente, aun cuando ésta no se refleje explícitamente en
los libros de texto, con sus ejercicios específicos, como se acostumbró por
décadas. El camino hacia esas metas ha cambiado y, entre esos cambios, se
encuentra el papel del libro de texto. No extraña que un candidato
presidencial, con probables escasos conocimientos de didáctica, cometa desatinos tales como equiparar la
cantidad de “paginitas” o lecciones de un libro con la importancia que se le da
a una asignatura. Extraña que esta conclusión, de una construcción tan escueta,
sea asumida también por quienes el debate público ha denominado expertos
educativos.
*Rogelio
Javier Alonso Ruiz. Profesor colimense. Director de educación primaria (Esc.
Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y docente de educación superior (Instituto
Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación
Primaria y Maestro en Pedagogía.
Twitter:
@proferoger85
Cualquier pretexto barato ha sacado. Prácticamente implica que no hay necesidad de libro de texto y si falla es culpa del docente. Seguramente tener ejercicios implicará o gastos o perder tiempo en clase para escribirlos.
ResponderEliminarNo leyó el texto, ¿verdad?
EliminarEl principal problema es que estan volviendo a cambiar los planes de estudio en este 2023, es decir ya dejaron de lado los de 2018, lo dijo AMLO, los planes fe estudio estan elaboración....otravez, no hay plan.....
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