Rogelio Javier Alonso Ruiz*
José Ignacio Peralta Sánchez, gobernador del Estado de Colima, asumió tal cargo el 11 de febrero de 2016 y lo dejará de ejercer el 31 de octubre de este año. En términos educativos, el gobierno actual ha tenido influencia a partir del ciclo escolar 2015-2016, por lo que el anterior a éste pudiera ser considerado como referente para valorar su aporte educativo. Así pues, en las siguientes líneas se contrastarán las cifras del ciclo escolar 2014-2015 (qué representa el escenario educativo inicial del mandatario), con las del ciclo 2019-2020 (el más reciente del que se disponen datos oficiales), sobre todo respecto a indicadores relativos al acceso y la trayectoria educativa.En el gobierno de Peralta, se advierte
un retroceso importante en la cobertura de educación básica: pasó de 93% a
85%. Lo anterior quiere decir que hay
una menor proporción de alumnos con edad típica para cursar la educación básica
inscritos en las escuelas de los niveles correspondientes (inicial, preescolar,
primaria y secundaria). Brinda Colima la segunda peor cobertura en este tramo
educativo, sólo por encima de Veracruz, situándose muy lejos del promedio
nacional (94%). Llama la atención que, siendo una entidad chica
territorialmente, fácilmente comunicada y con una población pequeña en edad
escolar, sea superada ampliamente por otras con características contrarias a
las anteriores.
Si bien es el Estado con el mejor
porcentaje de atención a niños en edad para cursar la educación inicial
(10.1%), Colima tiene deficiencias para atender a quienes deberían asistir a la
escuela preescolar (3-5 años), pese a ser la entidad con la menor población en
edad típica para estar inscritos en ese nivel. En preescolar, hay una cobertura de apenas
61.9%, cifra que sólo supera a tres entidades del país; el retroceso es considerable:
en 2014-2015 se situaba en 74.1%, es decir, disminuyó más de 12 puntos
porcentuales. Tales flaquezas pueden explicarse, quizá, en las disparidades en el
crecimiento de la población a atender (+8.7%), el número de docentes (+6.5%) y
el de escuelas (-1.3%).
En educación primaria también hay
situaciones preocupantes. El abandono escolar, pese a situarse actualmente al
parejo del promedio nacional (0.7%), tiene una proporción tres veces mayor que
a inicios del periodo estudiado. La reprobación se duplicó, al pasar de 0.8% a
1.6%, cifra que pareciera menor, pero representa también el doble de la media
del país. La tasa de escolarización, que a nivel nacional se aproxima a la
universalidad (98.3%), se sitúa en Colima en 89.3%: disminuyó casi siete puntos
porcentuales en el lapso referido. La eficiencia terminal, es decir, la
proporción de egresados por cada cien alumnos inscritos al inicio del nivel,
pasó de 99.5% en 2014-2015 a 91.1% en 2019-2020. Al igual que en preescolar, pese a que la
población con edad para cursar primaria aumentó (3.9%), la cantidad de docentes
y escuelas se contrajo 3.4% y 6.5%, respectivamente.
En educación secundaria el panorama
también es sombrío. De nuevo, Colima se coloca actualmente por encima no sólo
de la media nacional, sino de sus propios niveles en 2014-2015, en cuanto a
abandono escolar (5.6%), reprobación (6.8%), pero por debajo en eficiencia
terminal (78.7%) y cobertura (78.3%). Colima destaca, para bien, en la
absorción en este nivel: en el paso de primaria a secundaria no hay pérdida de
matrícula, como si lo hay en el país.
La principal fortaleza de los
indicadores educativos de Colima se observa en el nivel medio superior: es la
entidad con menor índice de abandono escolar (5.8), prácticamente la mitad del
promedio nacional. Asimismo, está por
debajo de la media del país en cuanto a reprobación, teniendo la cuarta menor
proporción en este rubro. Colima está por encima del nivel nacional en cuanto a
absorción, eficiencia terminal y cobertura.
Cabe destacar que en el lapso analizado el número de escuelas de este
nivel aumentó 14%. El saldo en los
indicadores de educación media superior es sumamente favorable. Finalmente, en
educación superior, los niveles estatales de absorción y cobertura son
similares a los nacionales, aunque hay mayor abandono (10.9% a 7.4%) y menor
cobertura (39.8% a 41.6%).
En suma, se aprecia que en Colima hay
un problema importante de cobertura escolar, específicamente en los niveles de
preescolar, primaria y superior. Es preocupante observar que, pese a que la
población infantil sigue aumentando, la cantidad de escuelas vaya en retroceso.
Esto, junto con otros factores sociales, seguramente influye en el
debilitamiento de la matriculación escolar. Una vez que logran ingresar a la
escuela, los alumnos colimenses no pueden avanzar a la par que los del resto
del país, tal como lo demuestra el hecho de que, derivado de problemas como el
abandono escolar y la reprobación, la entidad tenga una mayor proporción de
alumnos con extraedad grave en preescolar, primaria y secundaria, que el
promedio nacional.
Desde luego que el presentado es un
análisis centrado en unos cuantos indicadores, pero no por eso dejan de ser
importantes: finalmente el acceso y la trayectoria representan la culminación
de buena parte de los esfuerzos de la política educativa. No por eso deja de
insistirse en que existen muchos factores más que deben analizarse. Sin embargo, faltando menos de un año para
que el gobierno estatal actual culmine su mandato, su obra educativa queda
seriamente amenazada al manifestar retrocesos en condiciones básicas del
derecho a la educación, como lo es el simple hecho de que los niños y jóvenes
asistan regularmente a las escuelas.
*Rogelio
Javier Alonso Ruiz. Profesor colimense. Director de educación primaria (Esc.
Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y docente de educación superior (Instituto
Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación
Primaria y Maestro en Pedagogía.
Twitter: @proferoger85
REFERENCIAS
SEP (2015). Principales cifras del Sistema Educativo Nacional 2014-2015. México:
autor.
SEP (2020). Principales cifras del Sistema Educativo Nacional 2019-2020. México:
autor.
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