Nacho, el austero.



Según el historiador Pedro Salmerón (https://elpresentedelpasado.com/2015/07/23/el-leon-y-su-condicion/), al morir, Benito Juárez acumulaba bienes por un valor de 155,233 pesos, monto que actualmente representaría casi 4,000,000 de pesos. Se recuerda que durante los periodos de crisis económica más aguda del país, Juárez se suspendió su pago varios meses, orillándolo incluso a tener que calzar botas agujeradas, pues el dinero no le alcanzaba para más. Fue tal su rectitud en el manejo del dinero público, que también sus más cercanos colaboradores dieron muestra de una honestidad que, desafortunadamente, no es algo cotidiano sino motivo de incredulidad: su ministro de Hacienda, Guillermo Prieto, al morir fue enterrado con un gabán deshilachado, al cual le faltaban varios botones; esa fue la mejor prenda que encontraron para vestirlo. Más de siglo y medio después, en Colima, Ignacio Peralta buscó emular la austeridad juarista, pero con "pequeñas" diferencias.

Desde su campaña, reiteraba en sus discursos palabras como austeridad, racionalidad y responsabilidad. Apenas unas semanas después de haber asumido la gubernatura, presentó a los colimenses un ambicioso plan según el cual, gracias a rigurosas medidas de reducción del gasto, las saqueadas arcas empezarían a llenarse nuevamente. Contrastando con el caos económico generado por la administración de su antecesor, Ignacio Peralta buscó, desde candidato, presentarse a los colimenses como alguien ajeno a los lujos y al despilfarro, un gobernante que promovería la austeridad. La farsa no tardó mucho en derrumbarse. 

Recién estrenado como gobernador, en su declaración patrimonial Peralta dio a conocer que, apenas unos días de haber asumido funciones como titular del poder ejecutivo estatal, adquirió un condominio por un valor de 7,000,000 de pesos, es decir, casi el doble de la fortuna material que acumuló Benito Juárez, el presidente austero, hasta el día de su muerte. Después de una campaña polémica, por fin volvió a vestir las finas y costosas camisas del reptil, esas que incluso pueden llegar a costar más que los presupuestos mensuales de las familias colimenses más pobres.

¿Es libre de adquirir con dinero propio lo que le plazca? Desde luego, como cualquier ciudadano. Suponiendo entonces que no incurrió en alguna irregularidad o algún conflicto de intereses, y considerando que la adquisición no fue realizada con dinero público (o al menos no se ha demostrado lo contrario), surgen varias interrogantes, más de ética y credibilidad que de legalidad: ¿es prudente realizar una adquisición millonaria en medio de la ola de despidos que ha ordenado y de las paupérrimas condiciones financieras estatales? ¿son congruentes sus supuestos ideales de racionalidad financiera con sus gastos inalcanzables para la mayoría de los colimenses? ¿es creíble que diga que su administración se sujetará a principios de austeridad pero, simultáneamente, con su sueldo como gobernante alcanzará a pagar un crédito cuyo monto es de varios millones de pesos?

Así pues, no se discute la legalidad de la adquisición del inmueble pues, al menos hasta ahora, no hay elementos que involucren al mandatario en una operación fraudulenta. No obstante, es innegable que, proviniendo de gobernantes,  las demostraciones de despilfarro, aún cuando pudieran ser perfectamente legales y utilizando recursos propios, ofenden a una población afectada por el desempleo y la crisis económica. Dice un sabio proverbio hindú: "la palabra convence, el ejemplo arrastra". Así entendió Juárez la verdadera austeridad, como una condición aplicable sin excepción a todos los mexicanos, siendo él mismo el primero en ajustarse el cinturón; Peralta, hasta el momento, ha dejado la austeridad para sus gobernados.
 
Twitter: @proferoger85

Comentarios

  1. http://www.proceso.com.mx/444029/la-campana-compra-sospechosa-a-excunado-salinas-gortari

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