Ya quienes se preparan para
maestros comienzan a sentir los fuertes golpes al normalismo y al magisterio,
producto de la Reforma Educativa. Soy docente del ISENCO, institución centenaria colimense dedicada a la formación de maestros, y me ha tocado ver
muestras de desánimo por el panorama tan gris que se presenta para los
profesores del país. Hace un año, un alumno de la Licenciatura en Educación
Secundaria me dijo: "maestro, sólo porque ya voy en sexto semestre no me
salgo de la carrera". Hace tiempo, me encontré con una
ex alumna de la Licenciatura en Educación Primaria (de las más destacadas, por
cierto) quien me contó que después de algunos meses de egresada y varios episodios
administrativos amargos, decidió retirarse de la docencia y trabajar en una
empresa totalmente ajena al ámbito educativo; una verdadera lástima, pues fui
testigo de su entrega y de las clases tan brillantes que ofrecía siempre en sus
grupos.
Hoy, en una escuela donde
practican los normalistas, una maestra me comentó que su hija, quien cursa el
cuarto semestre de la Licenciatura en Educación Primaria, no obstante su
vocación por la docencia y sentirse preparada para ella, dejará la carrera para
buscar otra ocupación. La estudiante le comenta a su madre: "de vocación
no voy a comer". La profesora, quien cuenta con treinta años de servicio,
comenta que apoyará a su hija en esta decisión, pues en su larga trayectoria
nunca le había tocado ver una ofensiva tan feroz contra el magisterio como la
que encabezan los firmantes del Pacto por México (PRI, PAN y partidos mascota).
Los anteriores son sólo tres
ejemplos que dicen más que cualquier discurso . Me pregunto si a esto se
refería Nuño cuando presumía, con su arrogante estilo característico, que la
Reforma garantizaría que los mejores docentes estuvieran en las aulas. Me
pregunto si la idea del Secretario sobre "un buen maestro" también
incluye el ser "aguantador", el someterse a mayores exigencias, condiciones
de promoción y permanencia más difíciles a cambio del mismo salario.
Han pasado casi tres años desde
que se publicó en el Diario Oficial el decreto por el que se expide la Ley
General del Servicio Profesional Docente, el cual, en su artículo vigésimo
segundo transitorio, dice: "La Secretaría formulará un plan integral para iniciar a la brevedad los
trabajos formales, a nivel nacional, de diagnóstico, rediseño y FORTALECIMIENTO
PARA EL SISTEMA DE NORMALES PÚBLICAS [las mayúsculas son mías] a efecto de
asegurar la calidad en la educación que imparta y la competencia académica de
sus egresados, así como su congruencia con las necesidades del sistema
educativo nacional".
Hasta el momento, las Normales Públicas siguen igual,
pareciera que la dichosa Reforma Educativa no ha pasado por ellas. Lejos de
atender al fortalecimiento de las mismas, el Secretario Nuño se ha dedicado a
desprestigiarlas, al grado de mencionar que, con la implementación de la
Reforma, las normales son prácticamente un cero a la izquierda. A tal grado ha
llegado su ofensiva contra estas escuelas, que ha permitido que cualquier
persona con una licenciatura pueda dar clases en grupos de Educación Básica, un
verdadero insulto para quienes laboramos en estas centenarias instituciones y para
los alumnos que en ellas estudian, muchos de ellos pagando sus carreras con
dificultades.
Quienes le quieran ver el lado positivo a esta perversa
evaluación argüirán que si los egresados de las Normales están bien preparados,
nada tienen que temer. Se olvidan que la única vía de ingreso, el examen, no
mide las capacidades reales de alguien para estar frente a un grupo (lo digo
con conocimiento de causa), así que es perfectamente posible que alguien que se
"machetee" una guía de estudio, día y noche, obtenga un resultado
positivo en estas pruebas. Se olvidan también que en las pruebas de opción
múltiple entra en juego el factor de la suerte; así que un ingeniero, un
abogado o un médico, si están en su día de suerte, podrá salir airoso de la
prueba. La capacidad docente no se manifiesta frente a una computadora
ejecutando un examen, sino frente a un grupo de alumnos.
"Se olvidan también que en las pruebas de opción múltiple entra en juego el factor de la suerte; así que un ingeniero, un abogado o un médico, si están en su día de suerte, podrá salir airoso de la prueba."
ResponderEliminarEl "factor suerte" juega parejo para todos: inegnieros, médicos, abogados... o normalistas. En efeco, estos últimos no tendrían porque preocuparse si estuvieran preparados.