El trabajo invisible (y no remunerado) de los maestros mexicanos: planeación, evaluación y otras actividades.
*Rogelio
Javier Alonso Ruiz
“Tengo que gastar tiempo después de la escuela, noches y mañanas preparando las clases del siguiente día. No tengo tiempo para mi familia y una vida social está fuera de mi alcance. Mi trabajo se ha convertido en mi vida”. Esas son las impresiones, vertidas por un maestro canadiense de primaria en el estudio It’s About Time!! A report on the impact of workload on teachers and students (Dibbon, 2004), realizado a 695 profesores de escuelas primarias y secundarias de la provincia de Terranova y Labrador, Canadá. Tal investigación revela que es considerable el trabajo que un maestro realiza lejos de sus estudiantes y que aproximadamente la mitad de los docentes de nuevo ingreso estaban considerando dejar su puesto actual por razones relacionadas a una carga de trabajo pesada y un ambiente de enseñanza estresante (Dibbon, 2004, p. 3). Asimismo, el estudio reveló que los profesores de aquel lugar destinan en promedio 15 horas y media semanales en trabajo fuera de la jornada escolar.
No
contemplar en el horario laboral docente actividades como la planeación, la
revisión de trabajos, la evaluación y otras, puede tener efectos nocivos tanto
para los profesores como los alumnos. Al respecto, Dibbon (2004), señala los
siguientes riesgos: clases no planeadas o deficientemente planeadas, presencia
de enfoques de enseñanza tradicional en detrimento de otras formas de enseñanza
más pertinentes, falta de retroalimentación adecuada de los procesos de los
estudiantes, insatisfacción laboral de los profesores y afectaciones a la
interacción con los alumnos producto del estrés, entre otras. Asimismo, los
testimonios del estudio señalado manifiestan que la falta de tiempo para este
tipo de actividades contribuye al aislamiento de los mismos profesores (cada
uno busca los espacios y tiempos para realizarlas), negatividad para atender
actividades extracurriculares e incluso problemas de salud, pues el tiempo de
descanso se ve invadido por esta labor (Dibbon, 2004, p. 15).
El caso
de maestros de algunos países latinoamericanos es muy similar al de los profesores
canadienses. Según el estudio Maestros de
Escuelas Básicas en América Latina: hacia una radiografía de la profesión (Vaillant
y Rossel, 2006), realizado en siete países (Argentina, Colombia, El Salvador,
Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Uruguay), “en la mayoría de
los casos analizados la dedicación horaria está casi enteramente consagrada al trabajo
en el aula y, a diferencia de lo que ocurre en los países desarrollados, no
incluye el trabajo de planificación, coordinación o evaluación, que en general
recae sobre los docentes en sus horas de ocio” (p. 18).
Las horas de trabajo fuera del aula, llamadas
también horas no lectivas son fundamentales “ya que en ellas se planifica y
prepara adecuadamente el material educativo, las estrategias para motivar y
monitorear el aprendizaje, la retroalimentación a los estudiantes, además de
formas para diagnosticar y abordar las necesidades de aprendizaje de todos los
alumnos” (Cabezas, et al, 2016). Según Hargreaves (1992), los efectos del
incremento en la carga horaria para este tipo de actividades van más allá de lo
que sucede en el aula: se ven reflejados en la reducción de los niveles de
estrés de los profesores y ayuda a establecer un equilibrio adecuado entre las
vidas laborales y personales de los docentes. Lo anterior se traduce en una
mejora del temperamento en el salón de clases, mejorando la interacción con sus
estudiantes.
En
México, el panorama para los profesores también es complicado en cuanto a carga
de trabajo fuera del horario escolar. Según la investigación Condiciones de trabajo y salud docente.
Estudios de caso en Argentina, Chile, Ecuador, México, Perú y Uruguay (UNESCO,
2005), el 70% de los maestros mexicanos encuestados considera que la carga de
trabajo fuera del horario laboral es alta o muy alta. Inexplicablemente, a
pesar de que se advierte un grave problema de sobrecarga laboral, “al parecer
la carga excesiva de trabajo se asume como parte de la cultura docente”
(UNESCO, 2005, p. 151). Los docentes mexicanos de primaria, de acuerdo al
documento Segundo Estudio Internacional
sobre la Enseñanza y el Aprendizaje (TALIS 2013) (INEE, 2014), destinan
semanalmente un promedio de seis horas a la planificación de clases, cuatro a
la calificación o corrección del trabajo del estudiante y casi tres horas al trabajo
administrativo general, entre otras actividades.
Resulta contradictorio que en nuestro
país no sólo no se remuneren las actividades realizadas por los docentes fuera
del horario escolar, sino que, además, sean consideradas como parte de la
evaluación a profesores derivada de la Ley General del Servicio Profesional
Docente: es decir, un maestro no recibe pago por planear y evaluar, pero puede
ser despedido por deficiencias en estas dos actividades. Por otra parte, en el documento
de reciente publicación Aprendizajes
clave para la educación Integral. Plan y programas de estudio para la educación
básica (SEP, 2017) se reconoce
que “los procesos de planeación y evaluación son aspectos centrales de la
pedagogía porque cumplen una función vital en la concreción y el logro de las
intenciones educativas” (p. 120). Inexplicablemente, dentro del documento
señalado, no se advierten espacios o tiempos para la realización de estas dos
actividades fundamentales.
Es evidente entonces la necesidad
de incorporar a la carga horaria de los docentes mexicanos (y, por tanto, a su
remuneración económica), acciones tan trascendentes como la planeación, la
evaluación o el diseño de material didáctico, por citar algunas, que
tradicionalmente se realizan fuera del horario escolar; como ya se ha señalado,
los efectos positivos no sólo tienen que ver con la satisfacción profesional de
los docentes, sino además es bastante
probable que esto redunde favorablemente en la calidad del servicio ofrecido en
las escuelas. Si como repetidamente se menciona en los discursos oficiales, la
prioridad es la elevación de la calidad educativa, sería una medida congruente
y acertada el pagar a los profesores por la realización de actividades igual de
importantes que las que realiza cuando está frente a sus estudiantes. Así como
sucede en países como Chile y Brasil, es urgente que en México se regulen las
proporciones entre las horas lectivas y no lectivas, de modo que el profesor
tenga las condiciones para responder a las expectativas que el mismo sistema pone
sobre él.
*Docente colimense de Educación
Primaria (Esc. Prim. Distribuidores Nissan No. 61 T.V.) y de Educación Superior
(Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en
Educación Primaria y Maestro en Pedagogía.
Twitter: @proferoger85
REFERENCIAS.
BACKHOFF, Eduardo y PÉREZ-MORÁN,
J. (coords.). Segundo Estudio
Internacional sobre la Enseñanza y el aprendizaje (TALIS 2013). Resultados de
México. México: INEE, 2015.
CABEZAS, Verónica, et al. Uso del tiempo no lectivo. Desafíos para
políticas públicas y comunidades educativas. Chile: Centro de Políticas
Públicas, 2016.
DIBBON, David. It’s about time!! A Report on the Impact
of Workload on Teachers an Students. Terranova: Memorial University of Fewfoundland,
2004.
HARGREAVES, Andy. Time and teachers’ work: An analysis of the intensification thesis. Teachers
College Record, 1992.
PÉREZ, Julia. La regulación de la jornada docente en perspectiva comparada: los casos de Argentina, Brasil, Chile y
Uruguay. Buenos Aires: FLACSO, 2016.
SEP. Aprendizajes clave para la educación integral. Plan y programas de
estudio para la educación obligatoria. México: SEP, 2017.
UNESCO. Condiciones de trabajo y salud docente. Estudios de caso en Argentina,
Chile, Ecuador, México, Perú y Uruguay. Santiago de Chile: UNESCO, 2005.
VAILLANT, Denise y ROSSEL,
Cecilia. Maestros de escuelas básicas en
América Latina: hacia una radiografía de la profesión. Montevideo: Preal,
2006.
excelente información
ResponderEliminarMuy interesante maestro, me acaba de dar posiblemente un tema que me servirá para mi tesis como licenciado en Pedagogía. ¿Cree que sea posible que más adelante le pueda hacer una entrevista? Le dejo mi correo por cualquier cosa: carloshh_v@hotmail.com
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Carlos Hernández Vara