Rogelio
Javier Alonso Ruiz*

Apenas iniciado el ciclo escolar
2019-2020, se anunció la ruta para el cambio curricular en la educación básica
(SEP, 2019, p. 48), en la cual se determina que “se suspende la aplicación del
plan de estudios 2017” (SEP, 2019, p. 47), teniendo como periodo de revisión
del plan hasta diciembre de 2019. Llama la atención pues que se haya determinado
detener la aplicación, cuando la revisión sigue en curso. ¿No debería ser al
revés: la detención respaldada por una revisión previa? ¿Y si en una de esas la
revisión da como resultado que las modificaciones no implicaban parar por
completo la aplicación? Independientemente de lo anterior, de acuerdo con la
proyección para su construcción (SEP, 2019, p. 49), el nuevo plan de estudios
de educación básica se pondrá en marcha en toda la educación básica para el ciclo
escolar 2022-2023, es decir, dos años antes de que culmine el periodo de la
administración federal de la que emanó: ¿se repetirá la historia de muchos de los
proyectos que ven la luz “al cuarto para las doce” del reloj político y quedan
huérfanos al poco tiempo?
El vaivén de planes de estudio lo
sufrirá de manera particular la generación que ingresó a educación primaria
durante el ciclo escolar 2018-2019. De los seis años que comprende tal nivel
educativo, los primeros dos lo cursarán con el plan de estudios 2017 y, al no
estar lista la continuación de éste, los siguientes dos ciclos escolares
tendrán que llevarlos con el plan de estudios 2011; finalmente, si los procesos
para la implementación de la propuesta curricular emanada del nuevo gobierno se
cumplen, los últimos dos años de la educación primaria la cursarían con un
tercer plan de estudios. En seis años, los alumnos de la generación aludida habrán
tenido tres planes de estudio, haciendo un recorrido sumamente extraño: en
términos de propuestas curriculares, pasaron del presente al pasado y
finalmente brincarán al futuro. Seguramente se tendrá que releer la aseveración
anterior, pero así de enredoso será el camino curricular de esa generación de
alumnos.
Apenas con el inicio del nuevo
gobierno federal, el plan de estudios sufrió una mutilación importante: uno de
sus componentes esenciales, los clubes de autonomía curricular, fue relegado del
sistema de evaluación del alumnado. Tales clubes representaban un espacio para
que, de manera independiente, las escuelas destinaran parte de su carga horaria
a actividades académicas, físicas o culturales según las necesidades e
intereses del alumnado. De ser considerada como uno de los elementos más
novedosos del plan de estudios, la autonomía curricular pasó repentinamente a
ser una alternativa más dentro del mismo. Considerando los errores de
planeación e implementación de la autonomía curricular, la medida adoptada por
el nuevo gobierno prácticamente la llevó a ser olvidada en las escuelas. Para
el ciclo escolar 2020-2021, incluso fueron publicados los ajustes en el horario
escolar para rellenar el hueco dejado por los clubes de autonomía curricular.
La experiencia de estas alternativas escolares fue, en resumen, efímera e
infructuosa, pero es de destacarse el hecho de no haberse buscado medidas para
perfeccionarlas, sino que se optó por promover su remoción.
Es desafortunado pues observar la
práctica “borrón y cuenta nueva” en el ámbito educativo, sobre todo porque se
lleva a cabo con descarada imprudencia, al ni siquiera procurar elegir momentos
en donde los cambios puedan ser asimilados de mejor manera. Esta práctica no
sólo se ejerce, como ya se ha dicho, en términos de planes de estudio. En materia
de evaluación, los cambios inesperados se dieron en pleno curso del ciclo
escolar 2018-2019: el Acuerdo secretarial 11/03/19, además de eliminar de los
registros de calificaciones a los clubes de autonomía curricular, modificó los
requisitos de acreditación de algunos grados de educación básica.
Increíblemente, los alumnos fueron evaluados con dos criterios diferentes
durante un mismo ciclo escolar. Ese ciclo escolar, las autoridades tampoco se
detuvieron al modificar los procesos de selección y promoción docente que ya
habían arrancado. Si se vuelve la mirada más atrás, habrá casos de proyectos
educativos cuya vigencia se limitó al sexenio presidencial en turno:
Enciclomedia, Tablets MX, Estímulos al desempeño ENLACE, entre otros. No es
difícil suponer el futuro de programas como las Orquestas Escolares. El dicho “el
que a hierro mata a hierro muere” aplica a la perfección con lo que en materia
educativa hacen entre sí los gobernantes sucesores y predecesores.
Las abruptas sustituciones de los
planes de estudio, entre otras situaciones que se han dado en los años
recientes, dan muestra de un mal que aqueja a la vida escolar nacional no sólo
en el plano pedagógico, sino en muchos más: la falta de continuidad en las políticas
públicas. Es lastimoso observar que ni siquiera el documento pedagógico más
importante en el ámbito educativo, como lo es el plan de estudios, pueda
salvarse de los cambios apresurados. Quizá por falta de capacidad para
concretar proyectos sólidos y duraderos, por la vanidad excesiva de imponer los
colores políticos al escenario educativo, por el desinterés en el tema
educativo o bien por la combinación de estos tres factores, lo cierto es que buena
parte de la clase dirigente manifiesta, con acciones como las referidas, carecer
de una visión a largo plazo. Es pues ésta la política del “borrón y cuenta
nueva”, la que hace que directivos, docentes y alumnos estén ya acostumbrados,
paradójicamente, a esperar lo inesperado.
*Rogelio Javier Alonso Ruiz. Profesor
colimense. Director de educación primaria (Esc. Prim. Adolfo López Mateos T.M.)
y docente de educación superior (Instituto Superior de Educación Normal del
Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en
Pedagogía.
Twitter:
@proferoger85
Facebook: El Profe Rogelio
REFERENCIAS
SEP (2017). Aprendizajes clave para la educación integral. Plan y programas de
estudio para la educación básica. México: autor.
SEP (2019). Hacia una Nueva Escuela Mexicana. Taller de capacitación. Educación
Básica. Ciclo escolar 2019-2020. México: autor.
Comentarios
Publicar un comentario