Rogelio Javier Alonso Ruiz*

¿Es acertada la propuesta de las
entidades de iniciar el ciclo escolar a distancia? Diversas razones hacen
sospechar sobre la idoneidad de esta acción: entre otras, destaca la probable
ausencia de libros de texto, las necesidades de preparación pedagógica de los
docentes, los antecedentes en los criterios de evaluación y las condiciones de
los hogares de los estudiantes tras cuatro meses de confinamiento. Factores
como los mencionados merecen ser contemplados para evitar que la puesta en
marcha del año escolar, en modalidad a distancia, corra riesgos de fracaso.
El inicio del ciclo escolar 2020-2021
se encontraría con un primer obstáculo importante que superar: la posible
ausencia de libros de texto gratuito. Estos materiales fueron fundamentales en
la experiencia previa de educación a distancia pues permitieron, al menos en
educación primaria, el nivel más poblado del sistema educativo, contar con una
base mínima para el desarrollo de las actividades de aprendizaje. De este modo,
se disminuyó la dependencia del uso de la tecnología. En caso de poderse
realizar, la repartición de los libros implicará un desafío considerable, pues
requerirá necesariamente la presencia de los padres de familia en las escuelas
en la etapa más aguda de contagios del virus, no obstante que Esteban Moctezuma
ya ha señalado que cualquier actividad escolar queda suspendida hasta que el
semáforo epidemiológico esté en verde.
En el plano didáctico, la experiencia
previa dejó de manifiesto la necesidad por parte del magisterio al adaptar sus
formas de enseñanza a la modalidad a distancia. Cobraron relevancia problemas
pedagógicos como la saturación de actividades escolares o la dificultad para
discernir los aprendizajes esenciales de los programas de estudio, además del
uso didáctico de herramientas tecnológicas. En algunos casos, erróneamente se trató
de reproducir en el hogar la dinámica de enseñanza del aula. Por tanto,
resultaría conveniente ofrecer a los maestros, durante algunas semanas,
opciones formativas que permitan aprender formalmente aspectos fundamentales de
la enseñanza a distancia: “deben conocer y dominar los aprendizajes en los
estudios autodirigidos, estar capacitados para trabajar a distancia, conocer y
aplicar técnicas de trabajo grupal a distancia, teorías, conceptos, evolución
de la didáctica y su clasificación” (p. 182).
¿Se volverá a enviar a los maestros a
enfrentar este reto, como en la experiencia previa, sin haber sido instruidos
formalmente en esta nueva forma de enseñanza? Vale la pena entonces revisar el
taller de capacitación que para este ciclo escolar oferta la Secretaría de
Educación Pública, denominado “Horizontes: colaboración y autonomía para
aprender mejor”. No obstante que se abordan asuntos referentes a la educación a
distancia, se da un énfasis quizá excesivo a la parte emocional, que si bien es
importante, eclipsa a otros aspectos igualmente relevantes que tienen relación
con temas técnicos y pedagógicos, los cuales son abordados de manera
superficial.
Por otra parte, no deben soslayarse
los efectos de los polémicos criterios de evaluación que se consideraron para
el cierre del ciclo escolar pasado. La necedad de tener que asignar una calificación
al trabajo remoto y, además, que ésta fuera aprobatoria, en aras de buscar no
afectar a los más desfavorecidos, propició un efecto secundario indeseable:
provocó, en muchos docentes y estudiantes, un desencanto hacia el empeño por
cumplir cabalmente con las responsabilidades académicas. Idealmente los padres
de familia tendrían que encontrar el valor de las actividades de aprendizaje en
sí mismas, sin embargo, esto no sucede en todos los casos: miden la importancia
de éstas en función de la calificación que puedan representar. Considerando el
antecedente del ciclo escolar finalizado y la percepción de la importancia de
la actividad escolar vinculada a la calificación numérica, ¿existirá una
adecuada participación de los padres de familia en este nuevo periodo? ¿La ya
conocida aprobación automática será una razón para desdeñar las tareas
escolares?
Finalmente, otro aspecto que sin duda tiene que ser valorado en la reanudación
de las actividades escolares a distancia es la situación de los hogares
mexicanos. A más de cuatro meses del inicio del confinamiento, el panorama de
las familias de los estudiantes seguramente cambió considerablemente: la
situación económica de muchos habrá empeorado, la calidad de la alimentación
habrá decaído o incluso el bienestar emocional, tras pérdidas de seres queridos
o el encierro tan prolongado, estará afectado. Si al inicio de la pandemia el
hogar promedio de los alumnos mexicanos parecía no ser un escenario ideal para
el aprendizaje formal, el paso del tiempo seguramente habrá agravado las
adversidades.
La experiencia pasada de educación a
distancia dejó múltiples muestras de vocación, humanismo, compromiso y
capacidad del magisterio para enfrentar retos tan importantes como el que se
les planteó, asimismo quedó de manifiesto la voluntad inquebrantable de muchos
estudiantes por cumplir con sus deberes escolares haciendo hasta los más
grandes esfuerzos. Sin embargo, lo
anterior no deben hacer olvidar varias cuestiones de fondo que requieren ser atendidas
antes de volver a intentar una enseñanza a distancia. Las autoridades
educativas deberán de ser muy cuidadosas al valorar situaciones como las
mencionadas en este escrito, para dar un paso tan importante como la reanudación
del ciclo escolar. Así como Esteban Moctezuma en alguna ocasión señaló que los
maestros son insustituibles en la tarea educativa, el edificio escolar también
lo es para muchos estudiantes. Debido a lo anterior, pareciera que la modalidad
híbrida es menos riesgosa para el inicio de clases, aunque su inconveniente
principal sería la lejanía de la fecha probable de la reanudación de las
actividades escolares.
*Rogelio
Javier Alonso Ruiz. Profesor colimense. Director de educación primaria (Esc.
Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y docente de educación superior (Instituto
Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación
Primaria y Maestro en Pedagogía.
Twitter: @proferoger85
Facebook: El Profe Rogelio
Estimado profesor Rogelio. "Un modelo híbrido", me parece incierto ante las desigualdades de los estudiantes, la insuficiente capacidad del algunos docentes para trabajar con la tecnología, y ahora a distancia... que incertidumbre...¿ fracaso? vamos viendo que nos depara pero intuyo que el trabajo escolar a distancia no augura buenos comienzos.
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