Rogelio Javier Alonso Ruiz*
La Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MEJOREDU) informó, con respecto al ciclo escolar 2019-2020, que casi la mitad de los docentes (46.3%) consideró que los contenidos de los programas de televisión de Aprende en casa no fueron suficientes para que los alumnos siguieran aprendiendo; sólo el 40.8% de estudiantes usó los programas de televisión siempre o con regularidad (MEJOREDU, 2020, pp. 5-6). Una encuesta del periódico Reforma (2020) encontró que dos de cada tres padres de familia indicaban que a sus hijos no les agradaban las clases por televisión (68%). Por su parte, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) dio a conocer, a través de los resultados de la Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación (ECOVID-ED), un diagnóstico todavía más severo con respecto a la televisión: sólo 5.3% de la población objetivo manifestó emplearla en sus actividades escolares o clases a distancia (INEGI, 2021, p. 8).
Parece pues que el impacto de las
clases por televisión no corresponde con el entusiasmo que en su momento mostró
Esteban Moctezuma, previo al ciclo escolar 2020-2021, al anunciar un histórico
acuerdo con televisoras privadas, a cambio de 450 millones pesos, para así ampliar
la cobertura de la oferta educativa remota. Aunque se tiene en cuenta el alto
porcentaje de uso de teléfonos inteligentes, además de otros medios como las
computadoras o las tablets, a través de los cuales se puede acceder a las
clases remotas, la revisión de las cifras del canal oficial de Aprende en casa
en YouTube parecen ser acordes con el diagnóstico expresado en el párrafo
anterior.
Las clases del 22 de marzo, de primero
a sexto grados de primaria, en el canal oficial de Aprende en casa en YouTube, tuvieron
un promedio de 8,881 visualizaciones (cálculo al 4 de abril de 2021 a las 11:00
horas, repartiendo por igual las visualizaciones en el caso de clases
compartidas entre dos grados). ¿Qué tanto representan 8,881 visualizaciones? Si
se considera que la población total de educación primaria es de 13,682,321
alumnos y se repartiera de manera uniforme esta cantidad en los seis grados, se
tiene un promedio de 2,310,386 estudiantes por grado. Entonces las sintonizaciones
de cada clase en YouTube ese día apenas alcanzaron al 0.38% de la población
promedio de cada grado. Esta proporción aumentaría si se considera que en ciertas
de ellas pudiera estar presente más de un alumno, aunque evidentemente la
mejoría no sería considerable. Incluso suponiendo, con mucho optimismo, que a
cada visualización correspondan tres niños, se podría decir que apenas uno de
cada cien de los alumnos de cada grado tomó las clases por YouTube.
La evolución de la cantidad de
visualizaciones, tomadas en la misma fecha señalada, de los videos en YouTube del
primer día de clases de cada mes (desde octubre) en educación primaria
manifiestan una probable disminución del interés por los programas. Mientras en
las clases del primer día de octubre de 2020 la cantidad de visitas promedio
fue de 31,102, a partir de 2021 las medias de los tres meses transcurridos se
ubicaron entre 12,000 y 13,000 espectadores.
Desde luego se deben tener presentes factores que hacen que el cálculo
tenga cierto grado de imprecisión, como lo es que las clases más antiguas puedan
acumular más visitas, aunque éstas no se hayan efectuado cuando los videos
fueron emitidos. Asimismo, debe asumirse que las clases, aunque en menor
medida, son retransmitidos por otros canales dentro de YouTube o en redes
sociales como Facebook. Sin duda un cálculo en las fechas de emisión de cada
video sería más fiable. Aún con estos factores, se advierte una disminución del
uso de Aprende en casa en YouTube.
La tercera edición de las clases de
Aprende en casa tiene algunas mejoras, como el hecho de haber superado la
obsesión por conocimientos declarativos, le eliminación de videos
descontextualizados que se empleaban en las primeras versiones y la inclusión
de profesores. Sin embargo, parece que aún pesan algunos defectos, tales como
promover un papel pasivo en el alumno (en algunas sesiones incluso el docente
va contestando los ejercicios), el predominio del diálogo maestro-conductor, la
ausencia de materiales concretos para explicar algunos conceptos, no contemplar
el error en los procedimientos y un aparente escaso impacto de los conductores en
la amenidad de los programas.
Como se observa, hay elementos que
apuntan hacia un éxito limitado de la oferta televisiva de Aprende en casa,
pese al optimismo de las autoridades con respecto a la estrategia educativa a
distancia. Desde luego que no se puede separar la posible disminución del
impacto de los programas con las dificultades sociales y económicas que muchas
familias están sufriendo con la pandemia y que impiden su participación en las
actividades escolares. Sin embargo, las cifras referidas en este texto deberían
ser motivo para reflexionar sobre los aspectos a mejorar en la oferta
televisiva que, en muchos casos, es la única opción formal que niños y jóvenes
tienen para educarse en el confinamiento. ¿Por qué apagaron la televisión?
*Rogelio
Javier Alonso Ruiz. Profesor colimense. Director de educación primaria (Esc.
Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y docente de educación superior (Instituto
Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación
Primaria y Maestro en Pedagogía.
Twitter:
@proferoger85
REFERENCIAS
INEGI (2021). Encuesta para la
medición del impacto COVID-19 en la Educación (ECOVID_ED). Presentación de
resultados. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2021/OtrTemEcon/ECOVID-ED_2021_03.pdf
MEJOREDU (2020). Experiencias de las
comunidades educativas durante la contingencia sanitaria por covid-19.
Educación básica. Informe ejecutivo. México: autor.
REFORMA (6 de noviembre de 2020). Divide
a padres clases por TV. Disponible
en: https://www.reforma.com/video/secciones.aspx?rielprogramaid=120&zona=46&idp=3
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