Rogelio Javier Alonso Ruiz*
En los últimos meses del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, el caricaturista Patricio Ortiz González, a propósito del lanzamiento del plan de estudios 2017 para la educación básica, elaboró un cartón en el que se apreciaba a una docente, de edad avanzada, preguntando a un funcionario si hubiera sido mejor publicar primero el nuevo modelo educativo y luego realizar la evaluación docente. Ante el cuestionamiento, el mal encarado burócrata respondió “¡No estamos en Finlandia! Acá primero se pavimenta y después se mete el drenaje”. Cuatro años después, el argumento de aquella caricatura parece revivir en un rediseño de libros de texto que anticipa a la conformación de un nuevo plan de estudios que concrete los ideales de lo que se ha denominado Nueva Escuela Mexicana.
El proceso de rediseño de los 18
libros de texto, encabezado por Marx Arriaga Navarro, director general de
Materiales Educativos de la SEP, ha generado múltiples discusiones sobre el
escaso tiempo en el que se llevará a cabo, los participantes en los procesos
técnicos, la falta de pago a colaboradores e incluso algunos han externado sospechas
(sin conocer aún los materiales, valga decir) de un posible intento de
adoctrinamiento a través de estos materiales. En particular, genera muchas
dudas, como ya se ha dicho, la generación de nuevos libros de texto cuando el
nuevo plan de estudios no ha sido publicado todavía, pese a que se tenía previsto que en julio de 2020 fuera anunciado en el Diario Oficial de la Federación. El propio Arriaga
reconoció que “es una pena que haya iniciado esto [la modificación a los textos]
en Materiales Educativos. Tal vez lo mejor hubiera sido que iniciara en
Desarrollo Curricular […] Ese era el camino más sano. No se pudo” (Proceso,
2021, 4m 46s).
¿Las palabras del funcionario dejan
entrever la ausencia de un respaldo curricular? En lo expresado, Arriaga admite
pues que, idealmente, el diseño de libros de textos debería estar precedido por
la consolidación de un plan de estudios que lo fundamente. La situación
anterior agrava un de por sí complicado panorama curricular en la escuela
primaria mexicana, en la que, quienes ingresaron a ella en 2018, al concluirla
habrán sido formados bajo tres planes de estudio distintos (2017 primero, 2011
después y 2021 finalmente); para agregar un poco de dramatismo, estos niños habrán de relatar que, además, en su cuarto año de
educación primaria, contaron con libros de dos planes de estudios diferentes.
La declaración del funcionario, más
allá del proceso técnico de reconfiguración de los libros, podría ser un
indicio de alguna dificultad de gobernabilidad al interior de la Secretaría de
Educación: ¿no hay un mando superior común entre las diversas áreas, como la
suya, que ordene los procesos que señala el funcionario? ¿cada una de las
dependencias puede obrar según criterio propio? ¿por qué no se pudo transitar
por ese “camino más sano” y ordenado al que refería? ¿su dependencia se impacientó
ante los retrasos de Desarrollo Curricular y por tanto decidió no esperar más? Muchas
dudas dejan en el aire los dichos de Marx Arriaga.
Las polémicas palabras del titular de
Materiales Educativos dan a entender una posible falta de cohesión, o incluso
rivalidad, entre algunas áreas de la Secretaría, cuando expresa esperar que
instancias como Desarrollo Curricular o Evaluación “se pongan a la altura de lo
que se haga a través de Materiales Educativos” (Proceso, 2021, 5m 16s). La voz firme de la máxima autoridad educativa
sería necesaria para disipar las sospechas levantadas por las declaraciones de
Arriaga Navarro. El liderazgo de Delfina Gómez Álvarez como secretaria de
Educación, cuestionado incluso antes de asumir el cargo, debería hacerse valer
para aclarar un proceso tan polémico como el que se efectúa con los libros de
texto.
Es pues una pena que uno de los
elementos más valiosos de la tradición escolar mexicana, como lo es el libro de
texto gratuito, se vea salpicado por polémicas como las que se han suscitado
últimamente. Si bien es sano que un proceso tan importante como éste sea de
interés para la opinión pública, no dejan de preocupar los indicios de un
posible acto mal logrado. Ojalá, por el bien de la niñez y de nuestra sociedad
misma, los alumnos, al final de este polémico proceso, encuentren cada día en
esas páginas algo nuevo e importante por aprender. Que los libros de texto
gratuito, ejemplo de igualdad en un sistema que tiende a la exclusión, se
mantengan vivos por muchos años más y sean cada vez mejores.
*Rogelio
Javier Alonso Ruiz. Profesor colimense. Director de educación primaria (Esc.
Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y docente de educación superior (Instituto
Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación
Primaria y Maestro en Pedagogía.
Twitter: @proferoger85
REFERENCIAS.
Proceso (9 de abril de 2021). Un
rediseño editorial ambicioso… y precipitado.. [Archivo de video]. Recuperado de
https://www.youtube.com/watch?v=-wTJ8zn6_cw
Comentarios
Publicar un comentario